Saber clasificar el producto dentro de su categoría es un aspecto fundamental en la estrategia de negocios. De esta forma el empresario podrá acertar en la forma de su comercialización.
Antes de establecer un plan de comercialización es necesario identificar la categoría en la que se ubica nuestro producto.
El factor que más incide en la clasificación de los productos es lo relacionado con el comportamiento de compra de los consumidores. Como clasificación básica, los productos pueden ser de consumo masivo o destinados a la industria.
Comercialización y productos de consumo masivo
Los bienes de consumo masivo tienen a su vez una triple diferenciación que está dada:
- Por la frecuencia de compra
- Por el precio
Estas categorías diferenciadas son las siguientes:
- De conveniencia: se definen como productos de compra que forma hábito, no importa mucho la marca. Tienen por lo general una calidad estándar. Tienen poco margen de utilidad en la comercialización, que se compensa con la alta rotación que tienen. Su distribución es amplia.
- De selección: se compran de forma comparada. Tienen una frecuencia moderada de compra, la calidad varía, al igual que el precio. En este caso la marca sí es un diferenciador con mayor influencia. Su venta se hace en lugares previamente seleccionados.
- De especialidad: son los productos de lujo y tienen un gran margen de utilidad. No están dirigidos especialmente a todos los perfiles de consumidores. En este caso, la marca cobra máxima importancia para su comercialización.
Comercialización y productos destinados a la industria
La otra clasificación se refiere a los productos destinados al uso industrial. A su vez, tiene una sub categorización, a saber:
- Materias primas y materiales de fabricación.
- Bienes de capital, tales como maquinaria.
- Bienes que facilitan la producción tales como los combustibles.
Para empresas es muy importante saber cómo se ubica su producto dentro de estas clasificaciones para poder saber qué clase de manejo darle. Para saber cómo dirigir las acciones de comercialización.
Así tenemos que, si el producto es de conveniencia, las utilidades se lograrán dándole al bien una alta rotación. Si, por el contrario, se trata de un producto de especialidad, lo mejor es colocarlo en puntos de venta muy bien estudiados.
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